La naturaleza, con todas sus características y planos de expresión, junto con una variedad limitada de cambios en los tonos de color, son los principales atractivos de las obras de Yuko Murata. En cada pintura individual que crea hace un habilidoso uso de su dominio con la sombra y la luz. Permite que el lienzo flu
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La naturaleza, con todas sus características y planos de expresión, junto con una variedad limitada de cambios en los tonos de color, son los principales atractivos de las obras de Yuko Murata. En cada pintura individual que crea hace un habilidoso uso de su dominio con la sombra y la luz. Permite que el lienzo fluya naturalmente hacia su tema, mientras mantiene un equilibrio entre sus componentes básicos. Esta yuxtaposición da a las obras de Murata un aire de tristeza que es sutilmente perceptible en todas sus producciones. Murata conoce muy bien las tradiciones y técnicas artísticas occidentales y japonesas, y utiliza su herencia cultural como punto de partida, para buscar inspiración a través de los medios modernos. Revistas, catálogos, folletos o publicidad proporcionan un sinfín de materiales para que ella explore y use en sus pinturas. Murata nació en Japón en 1972 y estudió arte en Tokio. Aunque su enfoque estilístico de la pintura se basa en la tradición occidental, también está profundamente influenciada por la tradición clásica japonesa del siglo XIX. Los pintores de esa época fueron sometidos a estrictas pautas de ejecución, haciendo uso de recursos mínimos en cuanto a colores y temas convencionales. Existe una clara separación entre la vida de Murata en el Japón moderno y el simbolismo de la época que ella elige deliberadamente para plasmar en su obra. Sin embargo, ha recontextualizado claramente temas que antes eran puramente ornamentales y decorativos en la tradición sintoísta. Murata ha creado así un nuevo modelo funcional para sus pinturas, que reflejan profundamente la pérdida inherente a la experiencia de la modernidad en el Japón contemporáneo.
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