Sam Francis

Untitled, 1984

106.7 X 73 inch

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Alex Katz: El artista neoyorquino de un ritmo vertiginoso

Alex Katz

By Andrew Bay, UK

Alex Katz es un pintor norteamericano nacido en Nueva York en 1927. Aunque sus obras suelen relacionarse con el arte pop, también está relacionado con el expresionismo abstracto a través de sus composiciones figurativas. Con los años, ha explorado la tensión que existe entre el mundo real físico en 3D y la superficie en 2D de los lienzos que utiliza para capturar sus obras únicas de paisajes y retratos.

Katz cambia de muchas maneras entre la escuela abstracta de los 50 y el arte pop de los 60. Pasó de la conversación interior a la mirada exterior, dando paso a una generación de artistas para los que la superficie volvió a ser importante. Katz estudió en la Cooper Union School of Art de Nueva York y después en la Escuela de pintura y escultura de Skowhegan, Maine.

Sus esfuerzos tempranos muestran la influencia de contemporáneos famosos como Jackson Pollock y Willem de Kooning. Pero sus trabajos maduraron muy rápido en producciones simples pero elegantes, sofisticadas y mundanas. Sus pinturas están repletas de curvas opuestas, unidas mediante formas geométricas en el que cada pincelada tiene un fin. Definen sus pinturas y las dotan de una energía vital.


Katz normalmente dibuja sus temas primero en el lienzo antes de pintarlos. Se describe como un "pintor de manos y brazo," creando algo de movimiento en sus trabajos de memoria. Katz también utiliza sin cesar grabados, recortes y diseños de producciones teatrales. Utilizó estas técnicas desde últimos de los 60 hasta la década de los 70 al igual que maduró su uso de formas esculturales. Poco a poco empezó a adentrarse en las pinturas de paisajes a gran escala, desarrollando técnicas inmersivas que encapsularan al espectador en la experiencia visual del proceso, una técnica que él emplea hoy en día.

Con los años, Katz ha triunfado en sus exposiciones individuales en el Brooklyn Museum de Nueva York, en el museo judío de Israel, en el muso de arte moderno en Dublín, Irlanda, y en el centro de arte contemporáneo de Málaga, España, entre otros muchos museos.

Hijo de inmigrantes rusos en Estados Unidos, Katz creció en Nueva York durante la Gran Depresión. La inestabilidad inherente de vivir entre dos culturas, entre el pasado y el futuro, entre el exilio y la asimilación, debió de ser significativo para la incapacidad de Katz de confiar completamente en el realismo. Este es un tema recurrente que impregna su enfoque en la pintura, esta dualidad entre el tema y las observaciones empíricos del pintor del "mundo real."

Katz siempre ha creído que lo que llamamos "realidad" está impregnado de una miríada de percepciones como la cultura, el entorno y la experiencia subjetiva. Katz rechaza categóricamente los absolutos como modelo para la comprensión de la realidad: su única lealtad es su propio gusto. Esto es porque, aunque los grandes pintores de su generación, como Jasper Johns y Robert Rauschenberg, se embaucaron en su exploración radical del expresionismo abstracto, Katz no sintió inclinación por seguir sus pasos.

Se inspiró en los trabajos de poetas y escritores norteamericanos de la mitad del siglo XX: Frank O'Hara, Edward Gorey, Gertrude Stein. Compartía con ellos un apetito insaciable por la vida, envuelta en sofisticación estilizada y un vigor que afirma la vida.

La responsabilidad continua de Katz es revelar incasablemente el dinamismo y la vitalidad oculta en sus retratos y paisajes. Él sigue queriendo capturar el «ahora» de los momentos efímeros que encuentra a su paso en su mundo interno y después en sus pinturas. De muchas formas, uno de sus mayores logros ha sido transformar la planicidad de sus obras en algo cautivador e interesante. Este método único refleja el espíritu colectivo de sus contemporáneos de la década de los 60. Querían resaltar la agresividad de la superficie en sus lienzos, lo cual se captó enfatizando la planicidad de los objetos que representaban.

En la era previa a la de los 50, la influencia del impresionismo seguía latente entre los pintores norteamericanos que representaron las superficies impregnadas de suavidad, contra lo que Katz reaccionó en sus obras. Katz poco a poco descubrió su propia voz cuando comenzó a centrarse en temas que reflejaba su vida diaria y la vida de sus más allegados, amigos y familia. Se concentró en su realidad inmediata para no caer en la trampa de las tendencias ni de copiar estilos y técnicas de otros artistas.

En sus pinturas, Katz es capaz de revelar cómo se refleja y desvía la luz cuando capta el movimiento sus lienzos.

En sus primeros años en la escuela del arte, aprendió a replantearse cómo se podía subvertir la perspectiva y evitarla en las técnicas de pintura modernas. Por norma general, Katz y sus contemporáneos estaban desanimados por el uso de sombreados, diseños de modelos y descripciones ilustrativas en sus pinturas. Sus únicos pilares eran las líneas rectas sobre un plano geométrico simple. Su objetivo era aprovechar la urgencia del momento presente y ponerlo al descubierto con técnicas mínimas y decoro.

Desde muy temprano Katz quiso encontrar una forma de representar sus obras con frescura y novedad. Quería que sus pinturas se extendieran por lienzos cada vez más grandes. Aprovechó el impulso de la adopción del pensamiento contemporáneo y las ideas gráficas del arte pop, que influyeron en su sentido físico del estilo. A través de sus obras, Katz cada vez mantuvo más la percepción en primer plano y relegó el significado a un segundo plano. Llegó a la conclusión de que esto último desaceleraba la fuerza del anterior. De acuerdo con la visión de los pintores del expresionismo abstracto de la década de 1950, su intención es desmantelar el significado de la imagen. Se debe prevenir que el significado, el contexto y la forma ralenticen la inmediatez que puede capturarse por la ausencia de descripciones convencionales.

Aunque Katz siempre reconoce la deuda de gratitud que tiene con el expresionismo abstracto, también persiguió con determinación un comentario representativo en sus obras. Así es cómo consiguió extraer el impulso de la abstracción de una exploración interior hacia el mundo exterior.

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