Las reflexiones de Nobuyoshi Araki: aspectos más destacados y fotografías de un Diario de Eros
By Andrew Bay, UK
El enamoramiento de Nobuyoshi Araki con las mujeres es fácil de ver e impregna a toda su obra. El fotógrafo viaja por el mundo rodeado de un séquito ecléctico de colaboradores talentosos: agentes, managers, modelos y asistentes personales; todas ellas, señoritas japonesas vestidas con trajes de diseño o kimonos tradicionales. De hecho, se parecen mucho a las miles de mujeres que plasma en sus fotografías.
Araki nunca ha eludido la polémica. Es el fotógrafo más famoso de Japón y, aunque se le conoce sobre todo por sus fotografías eróticas, en Japón se le considera un cineasta de documentales ingeniosos y un artesano experto. Araki ha publicado más de 400 libros en los que sobre todo explora los paisajes concurridos de Tokio. En ellos revela la inmoralidad oculta y la disolución de una sociedad en el apogeo de sus potencias económicas, pero sin una dimensión psicológica trascendente y de otro mundo. En su libro de 1971, Sentimental Journey, Araki narra con fotografías desgarradoras la historia de su matrimonio con su primera mujer, desde su luna de miel hasta su muerte en 1990. Pero aunque el alcance de la obra de Araki excede los confines de su obsesión con el erotismo, también es, sin duda, el sexo, lo que impulsa sus motores creativos y es el punto de entrada a toda su oeuvre.
Araki admite que el impulso por la comida, el deseo sexual instintivo y su amor por la fotografía son los aspectos que mejor definen su vida. Sus imágenes están plagadas de insinuaciones y connotaciones explícitas y casi adolescentes. Su enfoque refleja el afán de un especialista del voyerismo. Tras las lentes de Araki, hasta lo más aburrido se transforma en erotismo. Todo es igual, ya esté fotografiando el skyline de una ciudad o un retrato desnudo. En particular, en el caso de su representación de las mujeres, Araki siempre representa su relación con el tema; tira los dados con la esperanza de ser capaz de capturar ese momento, una combinación de captar a la modelo, en relación con sus sentimiento, en un momento determinado.
Su intención es captar la vida humana en sí, con todas sus imperfecciones y contradicciones, pero también con sus creaciones e introspecciones lúdicas. Este proceso es una característica única de la literatura japonesa, donde se espera que el autor revela todo lo que se ha de saber de él. Pero con Araki, el mismo artista es una obra de ficción y la línea entre la fantasía, la ficción y la realidad está poco clara. En este sentido, Housewife Eros es un homenaje precioso de fotografías a la valentía y a los cuerpos de las miles de mujeres que corretean por la mente de Araki y que aparecen en las Polaroids del fotógrafo. Es una obra de arte de brazos, dedos y caras japonesas desnudas, sujetando 1000 cámaras a la vez. En Colour-Eros, desnudos en blanco y negro, se decoloran con acrílicos y líneas de color divertidas.
Araki quiere que todo llegue a ese punto, a una única verdad que es casi como una alucinación, de líneas múltiples que viven con el paso del tiempo, y el repentino auge de vida simbolizada por el color y la muerte en blanco y negro. En la cultura japonesa, no hay separación entre el gran arte y el arte popular. Por tanto, las fotografías de Araki representan todo y nada; camiones de basura, cenas, rascacielos, pornografía, libertinaje. Cientos de imágenes Polaroid de mujeres japoneses, transeúntes esporádicos atrapados en la erupción volcánica de las fantasías sexuales inconscientes de Araki en las calles de Tokio monocromáticas del día a día.